domingo, 13 de marzo de 2011

Casi dolida por despertar de pronto

Estoy confusa,
casi dolida por despertar de pronto
de este sueño de mi vida en el que tú no estabas.
Casi está mal quererte
-quererte tanto-
y casi está mal olvidarlo todo
-lo que precedió a tu llegada-.
Me siento nueva,
hasta torpe,
y no consigo concentrarme nada más que en el recuerdo de una noche,
una noche que cada vez más se pierde en este océano diario,
unas palabras que cada vez más parece que nunca se pronunciaron
porque en mi mente es mi voz la que les da vida
y no tu voz,
y no tu voz.

¿Haré mal en quererte?
¿Y si me pierdo
en este mismo océano que engulle todo al paso,
que no permite que crezca un poco de romanticismo?
-al pobre siempre lo interrumpen con los anuncios-
¿Y si me ahogo yo en este verde profundo?
¿Y si no encontramos una isla donde plantar un árbol?
No podemos vivir flotando
como si no hubiera un mundo que nos observa.
No podemos ir a la deriva ni alejarnos.
Acaso concedernos un tiempo para nosotros
-un descanso-
pero no marchar como si volver no hubiéramos,
como si vivir pudiéramos
ajenos a los demás deseos que nos inquietan
-dejando a un lado lo que no nos lleve a conocernos-
en esa ansiada, secreta e imposible
                                                            isla
                                                                  desierta.

---------

Javi, lo prometido es deuda, aquí tienes uno de los poemas que te escribí en aquel tiempo mágico de la facultad en que nos dedicábamos a estudiar en la Dante y a enamorarnos...

6 comentarios:

  1. scardanelli15 marzo, 2011

    hermoso poema, hermoso momento, y que bueno aplacar al tiempo ayudar a la equívoca memoria tomando el instante y haciéndolo imagen, haciéndolo palabra
    al alcance en vertical tan cerca tan próxima, belleza y verdad, ambas unas de suerte inalcanzables, aunque vividas en la ilusión del instante, difícil no perder la inocencia y conservar la aspiración de una vida, belleza y verdad
    el blanco que entre los versos queda, el blanco entre las palabras y las letras, el fondo en fin como el universo polarizado, todo blanco
    hermosura blanca, un beso

    ResponderEliminar
  2. Traduzco de tu lenguaje al mío y me quedo con esa imagen de un universo polarizado.
    Besos de hermosura blanca

    ResponderEliminar
  3. Llevo mucho tiempo pensando si escribir algo o no, sabiendo, sien embargo que estoy obligado a escribir porque la mía es, sin duda una vivencia distinta (ni mejor ni peor de las que han aparecido y aparecerán al leer estos poemas).
    Una confidencia: he convivido suficiente tiempo son quien escribe estos versos y nunca me lo había podido imaginar. ¿Cómo es posible? La reflexión que me viene de continuo es cómo es posible que una misma persona pueda ser tan distinta, vivir dos mundos tan distintos, el del trabajo y el íntimo personal que se refleja en su poesía, que, al fin y al cabo es lo que cuenta.
    Soy consciente de que no sé transmitir lo que quiero decir. Haber trabajado juntos tanto tiempo y no haber intuido hasta donde podía llegar esa persona ("verdeazulnaranja") me produce cierta desazón y mucha alegría.

    ENHORABUENA, "VERDEAZULNARANJA". Y NO DEJES DE ESCRIBIR.

    ResponderEliminar
  4. Creo que la sorpresa es compartida, ¿cómo haber pasado tanto tiempo juntos y que nuestra amistad haya dado un salto tan grande -hacia adelante- justo cuando menos nos vemos?
    La vida a veces da unas alegrías que uno nunca sospechó, y la nuestra ha sido descubrir que somos capaces de sorprendernos el uno al otro (¡y estoy segura de que todavía mucho más!).
    Así que aquí estoy, esperando a la siguiente, y deseando que las mías te gusten tanto como a mí lo ha hecho tu comentario.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Qué hermoso poema, Danaide. ¿De verdad escuchas a veces en tu mente las palabras ajenas pronunciadas por tu propia voz? A mí me ocurre en ocasiones lo contrario: escucho mis pensamientos en labios de un desconocido narrador. A lo mejor es que he visto demasiadas películas.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. ¡Qué suerte, encontrar quien pronuncia lo que imaginas! Siempre me he preguntado cómo seréis capaces los escritores de inventar un diálogo, y que las dos partes suenen diferentes. A lo mejor es que has visto muchas películas... en tu imaginación. Qué suerte.

    ResponderEliminar