sábado, 4 de diciembre de 2010

Salmo responsorial a mi amor

Desde que me miraste aquel día todo es diferente, más tranquilo. Las cosas, flotando en el aire, han ido volviendo a su lugar y ocupan el espacio real que les corresponde. Todo está en su sitio. Las emociones han dejado de vagar, se concentran en lo que deben y ahora amar es amar y echarte de menos es esto.

Ahora amar es amar y echarte de menos es esto.

Desde que me dijiste que te venías conmigo mi casa es una fiesta, mi interior es una fiesta con banquete de tres platos y postre de chocolate. He adornado la entrada con guirnaldas de flores y mi corazón con luces de colores y me he sentado a esperarte. Eres una alegría para mi alma.

Eres una alegría para mi alma.

Has llegado. Mi corazón te esperaba. Esta casa es mi casa y un hogar para los dos y el descanso del guerrero. Ya no hay lucha, no hay dolor ni desgarro, sólo calma y un lugar donde tener hijos contigo. Y disfruto de cada segundo porque la vida no siempre es tan amable, no siempre hay esta paz y esta alegría. Alaba mi alma a la vida porque tú estás en ella.

Alaba mi alma a la vida porque tú estás en ella.

Y la noche y el día serán de fuego y nieve. El fuego quemará al fuego, será pasión, será calor. La nieve fijará el canto de los pájaros, guardará el alma de la tierra, caerá sobre los árboles y tejerá un manto para nosotros. Porque así ha de ser, porque el fuego sin la nieve es sangre sin herida.

Porque así ha de ser, haya nieve y haya fuego en nuestras vidas.

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Y aquí, por primera vez, mi último poema. Quería haberlo llamado "Poema en 4 fases" porque cada parte está escrita en un mes diferente, pero no he podido sustraerme a la analogía con el ritual católico.
Es mi primer texto en prosa poética, espero que os guste.