miércoles, 21 de julio de 2010

Un eco silencioso me despierta

Un eco silencioso me despierta
a la mañana, me recuerda que existes,
que conozco la dicha de encontrarme contigo.

A mi oído despacio va diciéndote entero,
recreando tu imagen, dibujando nostalgias,
releyendo la página que escribimos anoche
para volver a verte, aunque sea de memoria.

Cada gesto de ti me lo recuerda
este eco, traidor de mis silencios,
y me habla de sueños que no tienes
y me enreda con grandes esperanzas.

Al vestirme repito soñolienta
este eco de ti que me acompaña.
Al salir a la calle puedo verte
en el niño que cruza,
en la anciana que pasa,
en el árbol que busca el cielo con sus ramas.

Así soy yo, como un árbol, fabricando universos,
entretejiendo sueños a la par que mis deseos,
sin conciencia, ni ganas
de volver a la vida
cotidiana,
ni comprobar fácticamente los días de ilusiones
que he ido recontando desde que este eco me despierta
a la mañana.

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Es maravilloso haber escrito cosas hace 15 años
que me sigo recitando a veces...

miércoles, 7 de julio de 2010

Un jazmín tan blanco

Fue un jazmín que cayó de la rama
que trepaba por la pared y crecía sobre la puerta.
Yo lo vi desde dentro del balcón,
cómo su bajada majestuosa me llevaba el aliento
y dejaba
mi corazón despierto, la puerta abierta.

Yo lo vi. Fue un jazmín tan blanco como mi alma
cuando me querías,
tan blanco como los días que recuerdo a tu lado,
era tan blanco que cayó al suelo y lo inundó de luz
y me lo dijo todo.

Entonces te miré, tú dibujabas
arcos y líneas, líneas rectas como tu espíritu y el mío,
líneas rectas paralelas, siempre juntas
y eternamente separadas…

Yo te miré, y entonces comprendí que habías cambiado,
que habíamos cambiado desde el tiempo
en que soñábamos, pensábamos,
lo hacíamos todo juntos.
Que habíamos cambiado,
descubrí con tristeza,
que no volverías a entrar en mi mundo,
que siempre tendría ese hueco,
esa soledad,
esa ausencia.

Entonces te miré y deseé que fueras feliz toda tu vida,
que no fuera conmigo apenas me importaba,
te miré y te dije adiós como antes no había hecho
y seguí hablándote de cosas que nada significaban.

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Lo escribí en el año 94.
No fue para nada mi primer poema aunque, en un sentido muy especial para mí, lo es.