me había acostumbrado a tus caricias,
ese modo de despertarme con halagos,
con un café, con unos churros,
de animarme a salir a comprar al mercado
y hacerme luego unos guisos espectaculares.
Lo confieso: los sábados sin ti
han perdido todo su glamour.
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27 de octubre de 2012
27 de octubre de 2012
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