domingo, 5 de junio de 2011

Mi abuela era una niña

Mi abuela se murió oportunamente
a tiempo de llegar a nuestra fiesta
no queriendo faltar a mesa puesta
ni siquiera en un día como este.

De la gente del campo son sus amores,
pajarillos del cielo, fuentes y flores.
No le daba la luna, que le daba el sol,
al que aprendí a apreciar con sus macetas
(por favor, poned cintas en su tumba)
a mirar con otros ojos las naranjas,
remedio para todas las dolencias,
cómo es que no tienes aceite de Espera,
el único pueblo con una sala en todas las estaciones.

Filósofa de las cosas cotidianas,
nos enseñó a disfrutar del mantel (aún sin varita
para decir “mesita quítate”).

Te miraba con ojos de chiquilla
y decía “no sé cómo ha sío esto,
yo ayer tenía dieciocho”.
Era cierto, mi abuela era una niña
jugando a vivir sin la vejez.

Adoraba rodearse de los suyos,
le hacía tan feliz que hoy solamente,
Mamanina, estoy triste,
porque no oigas nuestras risas y murmullos.
Acababas de llegar, y ya te fuiste.

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20 de mayo de 2011

3 comentarios:

  1. Las cintas las tengo entrando a la derecha. Hoy las he regado y también me he acordado de ella (que está entrando a la derecha, en mi corazón).
    Gracias y un enorme besazo.

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  2. Mesita quítate, toda una filosofía de vida. Fue emocionante oírte recitarlo en familia. Se puede imaginar su sonrisa blanca oyéndolo

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  3. Papi, definitivamente la vena poética la he heredado de ti, qué bonito lo que dices.

    Rafa, tendremos que recopilar todas sus frases, porque esa no es ni con mucho la más famosa. La del refrán más verdadero no tiene desperdicio!

    Besos a los dos.

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